En el 2004
estaba trabajando en la Cancillería dominicana.
Creo que en ese momento estaba en el Departamento ONU/OEA. Trabajaba algunas cosas con quien fue mi
profesora en la PUCMM, la profesora Rhadys Abreu de Polanco, quien hoy es Jueza
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Doña Rhadys es
como una madre para mí. Siempre me daba
seguimiento, consejos, y fue de gran ayuda para mí durante mi trabajo en la
Cancillería.
Hablando un día
con ella, le dije que yo nunca había hecho una maestría y como que debía
hacerla. El tema de la diplomacia y las relaciones internacionales me gustaba,
a parte de que ya conocía ese mundo paralelo mientras trabajé en la
Cancillería. Me dijo que por qué no
hacía la maestría de Relaciones Internacionales en la UASD. Yo le pregunté: la UASD?
Y ella me dijo, claro querida.
Esa maestría es muy buena y además el título de la UASD es reconocido en
el mundo entero.
Decidí
investigar y me apunté en la maestría.
Desde el 2004 al 2006 estuve acudiendo al “Huacalito” donde se llevaban
a cabo las clases. Éramos como 50 y pico
de estudiantes, de todos los sectores de la sociedad. La verdad que me encantó la maestría y volver
a estudiar. Muy diferente el estudio
cuando uno quiere hacerlo y cuando “debes” hacerlo. Estaba dedicada a mis materias.
Llegamos a
hacer un viaje, todos los 50 y algo de estudiantes, a Washington, a visitar la
Organización de Estados Americanos y hacer algunas visitas importantes en esa ciudad. Nos acompañó la que era la representante de
la OEA en el país, Bertha Santoscoy, y quien fue también una de nuestras
profesoras en la maestría.
Disfrutamos
muchísimo en el viaje y aprendimos mucho también.
Llega el 2006 y
termina la maestría. Siempre nos decían
que comenzáramos a hacer la tesis antes de terminar las clases, porque después
se complicaba el asunto.
Con excusas
como falta de tiempo, situaciones personales, trabajo, etc., no hice mi tesis.
Y esa nube negra comenzó a rondar o posarse en mi cabeza desde el 2006. Sólo mencionaba que tenía que hacer una
tesis. La iba a hacer con un amigo y dos
o tres años después me di cuenta que no íbamos a hacer nada juntos y lo
solté. Hice algunos intentos de hacerla,
visité bibliotecas y recolecté información.
El año pasado,
ya cuando estaba al borde de perder la maestría, me puse en
eso. Una amiga me ayudó a planificarme y
me dijo que hiciera un calendario y pusiera una fecha de entrega. Hice eso, me propuse que en tres meses la terminaría. Marqué los días y las horas que iba a trabajar
en la tesis.
Increíblemente
cumplí con el calendario y terminé mi tesis.
La entregué en noviembre del 2011.
Me evaluaron en
enero del 2012 y me fue muy bien.
Elegí un tema
que era conocido para mí. Un tema sobre
los derechos de los niños. Mi tesis se
llama: “Manejo de imágenes de niños y niñas
en los medios de comunicación
conforme a la Convención sobre los Derechos del Niño”.
Luego de
presentar mi tesis, tuve que hacer las diligencias de lugar para
graduarme. Hice lo que tenía que hacer y
finalmente, ayer fue el acto de graduación.
Solamente estaba yo de mi promoción, pues algunos/as no terminaron sus
tesis, pero muchos/as otros ya la habían terminado antes que yo.
El acto de
graduación fue muy lindo. Me puso en contacto con mis sentimientos de tristeza y
alegría. Tristeza porque pensé mucho en
mis padres, porque sé que hubieran estado muy felices conmigo, y alegría por
haber logrado terminar mi maestría.
La última vez
que había ido a una graduación, fue a la de mi licenciatura, 1994. O sea que esto era casi nuevo para mí y
emocionante también.
Lo que más me
gustó de todo el acto fueron las palabras de Julio Antonio Manzueta, quien sacó
el índice académico más alto de todos los/as graduandos/as de ese acto, por su
maestría en “Matemáticas Pura.” Yo estaba
alucinando con sólo pensar sobre la maestría que él realizó (matemáticas pura)
y además sacó el más alto índice!! Yo pensaba: este es un genio.
Las palabras de
Julio Antonio Manzueta sacaron lágrimas a todos/as los/as que estábamos
ahí. Dijo que iba a contar una historia.
Una vez un niño que ayudaba a su padrastro en la loma de su campo, le dijo un
día: mañana yo no vengo a la loma. Yo voy a la escuela. Su madre lo apoyó y buscó a crédito un
cuaderno Petete y un lápiz (el cual partió en dos, uno para Julio Antonio y
otro para su hermanito). Cuando Julio
Antonio aprendió a contar, animó a su mamá a que pusiera un negocio, a vender
fritura, porque ya él sabía sumar y restar.
Así fue prosperando no sólo él, sino también su familia. Logró graduarse con honores también del Liceo
donde estudió. Y anoche, logró graduarse
con el mayor índice académico en la UASD.
Dijo dos cosas
más que no olvidaré: “La educación salva
al país, salva al mundo” y “La UASD es la universidad del pueblo dominicano.”
Dijo también
que Dios nos había dado un don a cada uno de nosotros/as. Que lo usáramos para el bien.
Su discurso
valió todo el esfuerzo y el ajetreo, que tanto me quejé, para ir al acto de
graduación.
Wao . que lindo post. lindo para tomarlo en cuenta. digno para meterlo en una especie de curso de auto ayuda cuando se puede se puede solo hay que propoponerselo.
ResponderEliminarfelicidades de corazon, espero que hagas muchas mas maestrias :)
Wow, no había leído esto y aquí estoy con los ojos aguados a esta hora! Qué gran honor presenciar los frutos de esas vidas extraordinarias como la de ese joven. Tu amiga la organizada debe sentirse también muy orgullosa de ti. Felicidades por ese logro.
ResponderEliminargracias querida amiga :))
Eliminar