domingo, 26 de agosto de 2012

Disciplina, Austeridad y Habichuelas Negras

Ahora que tenemos un nuevo gobernante, Danilo Medina, quien ha anunciado un plan de austeridad y un recorte de gastos en el tren gubernamental, siempre recuerdo a mi papá Salvador Jorge Blanco, quien fue Presidente de este país desde 1982 hasta 1986.

He comentado en otros posts que mi papá siempre me decía que en la vida había que ser disciplinado, "palabrita" me molestaba muchísimo, porque implicaba organización, normas a seguir, y yo como rebelde al fin, y querer hacer las cosas a "mi manera" me molestaba, por no decir otra palabra.

Sin embargo, el tiempo y las lecciones que la vida me han enseñado, que para llegar a cualquier lado, ya sea a nivel personal, profesional y hasta espiritual, se requiere de disciplina.

La otra palabra es "austeridad".  Cuando mi papá fue Presidente, yo tenía 11 años de edad, mi papá anunció en la casa que "estábamos en austeridad".  Yo hasta me asusté cuando dijo eso y pensé que el mundo se iba a acabar. Lo dijo muy serio.  Cero derroche, cero gasto excesivo, en fin, todo lo que aplicaba para el país, lo aplicó para la casa.  Yo me acuerdo que en una ocasión le dije que quería comprar un Ken (el novio de la Barbie) y creo que en ese momento costaba 20 pesos y abrió los ojos y me dijo que imposible! Me quedé sin mi Ken y mi Barbie también.

No recuerdo exactamente qué fue lo que pasó, pero en esos años como que había que apoyar la producción nacional y creo que había un exceso de habichuelas negras en el país.  Pues, así llegaron también las habichuelas negras a mi casa y las cominos por mucho tiempo.  Así aprendí a comerlas y me siguen gustando.

Definitivamente no sé si estamos en tiempos de habichuelas negras, pero sí en tiempos de austeridad y de disciplina.  Hay que amarrarse los cinturones, ser austeros(as), disciplinados(as) y cuidadosos(as) con los gastos.





sábado, 11 de agosto de 2012

Adiós Tío Amiro

Acabo de salir de la funeraria, y como casi siempre me sucede, me vuelve el recuerdo de la muerte de mi mamá (Asela Mera de Jorge) y de mi papá (Salvador Jorge Blanco)... de esos días duros en que nos tenemos que despedir físicamente de nuestros seres queridos.

Hoy estuve despidiendo a tío Amiro (Amiro Pérez Mera).  Tío Amiro era primo hermano de mi mamá. Fue un familiar muy cercano.  Es más, era un verdadero hermano de mi mamá y de mi otra mamá, tía Alina (Alina Mera Checo).  

(En la foto están de izq. a der. tio Amiro, el Dr. Sabin y mi papá).

Recuerdo cuando vinimos a vivir a la capital, desde Santiago, yo tenía unos 7 años de edad.  Mi papá y mi mamá envueltos en los afanes políticos.  Papá había sido elegido Senador por Santo Domingo, y nos mudamos creo que en el año 77 o 78 aquí a la capital.  Papá y mamá le pidieron a tía Alina que se mudara con nosotros, para que, como ellos estaban casi todo el tiempo fuera de la casa, pues ella estuviera más tiempo con nosotros.

Tía Alina fue mi segunda madre.  Compartíamos una misma habitación inclusive y nos dormíamos escuchando "Cien canciones y un millón de recuerdos."

Al llegar entonces a Santo Domingo pues conocí más de cerca a los primos "capitaleños" y a la familia "capitaleña" entre los que estaban Tio Amiro y Tia Annie y sus hijos:  Laura, Ana Teresa, Amiro e Irina.  Tia Alina era como una mamá para ellos también.  La familia nuestra entonces creció, porque ellos iban siempre a mi casa o yo a la de ellos.  Tia Alina me llevaba a todas partes.  Y a cada viaje a Constanza, Palmar de Ocoa o alrededor del país, íbamos en un tremendo grupo.  Estos primos me adoptaron.  Me pusieron un apodo:  "la cucusa". jajajajajaja Todavía Irina me dice así :)

Yo era la mascota del grupo.

Así crecí gran parte de mi niñez aquí en la capital, rodeada de esta gran familia, y tio Amiro y tia Annie formaban parte importante de la misma.

Tio Amiro fue Secretario de Estado de Salud Pública cuando papá fue Presidente.  Y recuerdo que era considerado una eminencia en la prevención de enfermedades.  Fue reconocido por haber terminado con el polio en el país, implementando un programa de prevención.

Estuvo preso en la cárcel de La 40.  Siempre recuerdo que nos contaban como tía Annie iba a llevarle comida y a visitarlo.  En realidad creo que nunca se lo dejaron ver y por un largo tiempo no tenían noticias de él.  Orlando hace una buena reseña de su vida, su trabajo y aportes al país.

Contrario a lo que solemos ver en los velorios, tia Annie y sus hijos tenían un recuerdo bellísimo de tío Amiro.  Colocaron fotos que recordaban su vida, su trabajo, su trayectoria, e incluso un crucifijo que él hizo con los huesos que le ponían en la sopa que le daban en La 40.

Hoy estoy triste, pero al mismo tiempo contenta de volver a recordar esa niñez que tuve con mi familia materna y mis primos a quienes, aunque no nos veamos con frecuencia, el cariño y el amor se mantiene como el primer día.