jueves, 27 de mayo de 2010

Alina Mera. Mi segunda madre.



Te acabas de ir Tia Alina. Qué dolor! Yo lo presentí hoy.

Me vienen tantos recuerdos a mi mente. Desde los 7 años de mi vida estuviste permanentemente conmigo. Aunque en los últimos años no te veía con tanta frecuencia, las pocas veces que nos veíamos o hablábamos, estaba siempre tu sonrisa, tu cariño. Yo te decía: Alina Mera! y tú me decías: Presente!

Recuerdo desde que comenzaste a llevarme a los viajes tuyos a Constanza (que yo iba mareando a todo el mundo cantando sin cesar una canción de la doña que vendía verduras, algo así), a Palmar de Ocoa -casi todos los fines de semana. A la frontera. A Europa! Puerto Rico, Nueva York, La Romana. Santiago, a dormir en la casa de abuelito en esa cama grande y alta que nos poníamos las dos. Me pusiste a trabajar en Sabina. Me enseñabas sobre los muebles, la decoración (que no se me pegó mucho, pero tu sabes como soy yo), conocer cuándo una mecedora es de buena calidad, las mejores telas, me llevaste a la ginecóloga por primera vez (donde la Dra. Tamara Frankenbergh), me llevabas al cine casi todos los domingos a las 5pm con tu amiga Cuquín y alguna amiga mía. Me vestías, me aguantabas mis malcriadezas. Me llevaste a ver Lo que el viento se llevó y muchísimas películas que nos gustaban. Leíamos la revista Hola juntas. Me enseñaste a jugar Scrabble y a llenar crucigramas. Por tí me encantan las flores del sol. Me enseñaste sobre el amor. Me hablaste de los novios. Me hablaste de los maridos. Me decías: te van a botar!! jajajaja cuando yo te saltaba con mis cosas. Me defendías con papá y mamá. Me añoñabas. Estabas conmigo en los tiempos difíciles. Me enseñaste a contar ovejitas cuando no podía dormir. Me enseñaste a rezar. Me enseñaste el Salmo 23 y cuando te decía que tenía miedo (cuando ibas a apagar la luz, a la hora de dormir) tu me decías: Si Dios está conmigo, quién contra mí. Nos dormíamos escuchando Cien Canciones y Un Millón de Recuerdos. Por tí también comencé a tocar guitarra. Uff... tia Alina. Me faltan páginas para llenarlas de recuerdos juntas.

Cuando te vi el sábado pasado, me dolió tanto verte así. Cuando te saludé me dijiste: "No me dejes ir. Cuídame." Y comencé a llorar porque no podía hacer nada. Qué impotencia! Solamente comencé a orar y pedirle a Dios que te hiciera la partida menos traumática. No me gustó verte así, luchando por tu vida, ansiosa y como angustiada por no poder vivir.

No quise volver. No me sentía con el valor de verte así.

Pero hoy, sentí esa necesidad de verte, porque presentí que ya no te iba a volver a ver. Y fui donde ti. Te toqué, te pasé la mano por la cabeza, te besé, te di las gracias por cuidarme durante toda mi vida.

Tia Alina, ahora estás descansando. Estoy segura que estás con Papá Dios y con mamá. Ya tengo dos ángeles en el cielo cuidándome y a Isabel y a Elia también. Te quiero mucho.

sábado, 15 de mayo de 2010

Reflexión sobre las elecciones del 16 de mayo


Como muchas personas me canso del constante bombardeo de la política en los medios de comunicación, en las calles (en tiempo de campaña), de las promesas vacías, de las promesas incumplidas.

El descrédito que se han ganado los/as congresistas de este país han mermado mi entusiasmo. Me dan vergüenza ajena.

Crecí con la política y por mi espíritu rebelde a veces la niego, no me gusta, pero en el fondo, (como dicen los americanos "deep, deep inside"), no puedo negar que en momentos me lleno de adrenalina y de esperanza incluso con algunos candidatos/as que tiene propuestas serias y que tienen la voluntad de llegar al poder para realizar verdaderos cambios a favor de la mayoría.

Yo voy a votar mañana. Primero, porque desde que tengo 18 años de edad, lo he hecho, lo aprendí en mi casa. Segundo, porque tengo dos niñas y quiero que aprendan que el derecho al voto es un derecho que muchas personas en otros países no tienen la posibilidad de hacer y no pueden elegir a sus gobernantes, y que somos privilegiadas por poder ejercer ese derecho; y Tercero, porque es un deber ciudadano también. Es mi deber como parte de esta sociedad participar en la elección de personas que entiendo pueden ayudar a cambiar este sistema de corrupción y de que nada es nada, de impunidad.

Yo quiero una voz en el Congreso que defienda mis intereses, que, entiendo, son los de la mayoría de las personas. Que defienda los recursos naturales del país, que analice los proyectos que lleguen al Congreso y no los apruebe sin leer, que promueva la seguridad ciudadana, que defienda la inversión del dinero que recauda el Estado con nuestros impuestos.

Yo no quiero que una sola fuerza política domine el Congreso. Eso no es sano para nadie. Los extremos nunca son buenos. Hay que buscar el balance.

Estoy cansada del PLD (Partido de la Liberación Dominicana). Me cansa su prepotencia, su negligencia, su abuso de poder (en todos los sentidos), su descaro, su creerse que son los que más saben y que el pueblo es bruto. Estoy cansada de la doble moral del PLD.

No estoy de acuerdo con el movimiento Ninguno, por lo menos como está ahora, que no es un partido, no es nada. Y entonces? Yo tengo que anular mi voto porque no esté de acuerdo con ninguno/a de los/as candidatos/as? No creo que es la mejor forma. Yo creo que deben haber propuestas serias y posibles. Ninguno no es mi opción ahora mismo.

Por eso, con todo y mis desencantos con la política de este país, voy a votar mañana como siempre lo he hecho. Voy a votar blanco entero, por el PRD (Partido Revolucionario Dominicano). No es perfecto, está lleno de seres humanos con sus virtudes y sus defectos. No estoy de acuerdo con muchas cosas del partido, pero me da la esperanza de que por lo menos habrá un equilibrio en el Congreso. Los cambios se realizan desde adentro, no desde fuera.


viernes, 7 de mayo de 2010

La violencia contra los niños, la obligación de denunciar: la realidad.




Acabo de llegar de un conversatorio donde un grupo de personas nos reunimos con Tahira Vargas para hablar y conversar sobre el recién publicado estudio que realizó sobre la "Violencia en las escuelas" auspiciado por Plan República Dominicana. Ese estudio se llevó a cabo dentro de la campaña Aprender Sin Miedo de Plan Internacional, la cual tuve el honor de coordinar durante un año.

Fue un encuentro informal donde cada quien daba su opinión y hablábamos de nuestras experiencias, del tema de la educación y cómo para el Ministerio de Educación no existe la violencia en las escuelas y qué pena que el Ministro de Educación dijo que esa situación (investigada por Tahíra) solamente ocurren en esas 6 escuelas del suroeste del país y sin embargo parece no importarle que los cientos de niños y niñas que asisten a esas escuelas vivan esa película o realidad de terror diariamente.

El punto es que también hablamos sobre el tema de denunciar la violencia contra los niños y las niñas. El artículo 14 de la ley 136-03 dispone que toda persona, independientemente de su profesión, que tenga conocimiento o sospeche de un abuso contra un niño, niña o adolescente, está obligada a denunciarlo, quedando exenta de responsabilidad penal y civil por hacer la denuncia.

Quiero contarles lo que me sucedió esta semana.

Resulta que donde mi oficina está ubicada hay un haitianito que todas las mañanas llega (supuestamente sus padres lo dejan) a esa esquina y lo recogen en la tarde. El niño debe tener como unos 8 o 9 años de edad. Yo le doy de vez en cuando o un bizcochito o agua o refresco. Hace como dos días escuchamos sus gritos. Cuando nos asomamos al pasillo que da a la calle, el niño estaba tirado en el parqueo llorando y gritando de dolor. Supuestamente alguien en el colmado de abajo le había dado una "pela" con una correa y lo empujó contra la pared, porque el niño había entrado al colmado "a molestar".

Bajé junto con un señor que trabaja en el mismo sitio que yo, a ver qué había pasado exactamente y quién le había dado.

Por supuesto, todo el mundo dijo que nadie le había dado, que solamente lo habían sacado del colmado. Hubo alguien que estaba en el frutero que me vociferó: "adóptelo". (No le hice caso).

Pensé en llamar a la policía, a la Línea Vida, etc. LLamar a alguien. Luego me pregunté, pero y qué van a hacer con esa denuncia. Funcionará? En fin, me hice todas esas preguntas. Y finalmente, me dio miedo. Tengo que ser honesta y decirlo. Me dio miedo denunciar, porque como trabajo arriba del colmado, no quería "tirarme en contra" a la gente del colmado porque temí por mi seguridad.

En conclusión, no hice nada, porque dudé de la respuesta de las autoridades y temí por mi propia seguridad.

Pensé también que probablemente mucha gente no denuncia esos abusos y violencias, por lo mismo que yo sentí: miedo y desconfianza.

No sé. Lo lanzo por aquí para ver si alguien quizás pueda compartir su experiencia, si han tenido situaciones parecidas y qué han hecho al respecto.