El 20 de noviembre de 1989 la Organización de las Naciones Unidas aprobó la Convención sobre los Derechos del Niño. Ha sido el tratado o convenio más rápidamente firmado y ratificado por los países del mundo. Solamente dos países no lo han ratificado: Estados Unidos y Somalia.
Nuestro país ratificó esa Convención en 1991. A partir de ahí comenzamos un proceso de adaptación de nuestra legislación a los principios que establece la misma. Tuvimos en primer lugar nuestra ley 14-94 o Código para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes.
Luego en el 2003, ese código fue derogado y desde el 2004 tenemos en vigencia la ley 136-03 o Código para el Sistema de Protección y los Derechos Fundamentales de los Niños, Niñas y Adolescentes.
Ambos códigos o leyes modificaron sustancialmente el tratamiento que se le daba a la niñez en el país.
Sin embargo, aunque las leyes son parte del cambio no solamente legislativo, sino también social y cultural, falta mucho en el país para que los derechos de los niños, niñas y adolescentes sean protegidos, respetados. Esta parte no solamente le corresponde al Estado, sino y sobre todo, a la familia y a la sociedad.
La Convención sobre los Derechos del Niño debe continuar divulgándose en todo el país. Los niños, niñas y adolescentes deben ser tomados en cuenta en todos los aspectos que les atañe. La participación de éstos no debe limitarse a actos sociales sobre temas de importancia, sino también ser escuchados y tomados en cuenta para la solución de problemas sociales.
Las autoridades deberían terminar de hacer el reglamento de aplicación de la ley 136-03 para que sea aplicada de manera uniforme en todos los ámbitos, y con ese reglamento llenar algunos vacíos en cuanto a su interpretación se refiere, como por ejemplo en temas de adopción, guarda, visita, entre otros.
Quiero terminar con una reflexión que hizo la Dra. Rosa María Ortíz, quien fue miembro del Comité de los Derechos del Niño y estuvo de visita en el país, si mal no recuerdo en el año 2005 o 2006 (esa entrevista salió publicada en Gaceta Judicial), y ante una pregunta que le hice sobre qué mensaje enviaría al país con relación a los Derechos del Niño, ella dijo que muchas veces los adultos temíamos a los derechos de los niños, como si otorgándosele derechos a ellos pues perderíamos autoridad, y ella dijo lo siguiente: “Tener derechos no significa no conocer límites. Los niños y adolescentes necesitan los límites de los padres de las autoridades, y también necesitan promoción, reconocimiento de que son capaces de pensar, opinar, participar y capaces de aportar para una mejor vida dentro de la familia, dentro de la escuela, dentro de las comunidades y del país.”
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