jueves, 10 de febrero de 2011

Los procesos en los tribunales de familia


Este artículo, publicado en el periódico The Guardian, me ha motivado a escribir sobre los procesos en los tribunales de familia.


El ejercer la materia del Derecho de Familia me ha llevado a analizar con profesionales de la salud mental algunos casos que he llevado durante mi vida profesional, y definitivamente la parte emocional tiene mucho que ver con la forma de llevar los procesos y hasta influye en la decisión incluso de un caso, ya sea favorable o desfavorablemente.


Los procesos o casos que se presentan en el Derecho de Familia son usualmente desgastantes a nivel emocional, sin mencionar el aspecto económico y de tiempo en sí.


Lo que puede comenzar como un "simple" caso de pensión alimentaria, puede convertirse en un pleito de dime y te diré sobre el matrimonio, lo que me hiciste o no me hiciste, lo que pasó o no pasó. Es decir, salen temas a relucir que no tienen nada que ver con el caso.


Como en ocasiones he dicho: son casos o procesos en lo que la persona siente que le están moviendo el piso, toda su vida. Es decir, estamos hablando de temas sensibles: guarda de hijos/as, derecho de visita, divorcios, pensión alimentaria, entre otros.


Los siguientes párrafos me motivaron a escribir este post: (traducción libre del artículo señalado al inicio).


"Al final, entonces, de 15 años de matrimonio puede llegar a esto: un montón de carpetas anilladas, un par de abogados con lengua de seda, un juez con un comportamiento como el acero de sus espejuelos, y un hombre y una mujer llenos hasta el borde de su dolor y odio que no les permite mirarse uno al otro. Ni siquiera una vez."


"Deprimente, los tribunales de familia. Entras, mujeres con ojos rojos y hoscos rostros de hombres y un sinúmero de jóvenes abogados intencionados cargado maletas con ruedas llenos de documentos, a través de un detector de metales. Tomas el ascensor (sin complicaciones, institucional) y pasas por un corredor (idem) lleno de sillas vacías y plantas en macetas."


Aunque los escenarios con relación a los tribunales dominicanos varían, las circunstancias de las parejas son las mismas.


Lo mejor (según mi experiencia) es siempre llegar a un acuerdo. "Un mal acuerdo es mejor que un buen pleito", dice un famoso refrán.


Sin embargo, precisamente como describe ese artículo el dolor y el odio que reflejan las parejas es tan grande que les impide a las personas llegar a un acuerdo y respetarlo.


Siempre sugiero que las personas que van a enfrentar un proceso de esta naturaleza, sobre todo cuando hay mucho conflicto, busquen la ayuda y la asistencia de un profesional de la salud mental, que los/as ayude a atravesar ese proceso lo más sanamente posible. Sobre todo, cuando hay hijos e hijas de por medio, que salen afectados/as por todo el proceso, más o igual que ellos.


Teniendo estabilidad emocional una pareja puede lograr un acuerdo razonable o puede de todas maneras, enfrentar un proceso judicial con entereza, cordura y coherencia.




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