sábado, 12 de septiembre de 2009

Los niños soldados y adolescentes en conflicto con la ley penal


"Ahora, después del desarme voy a volver a mi familia para empezar una nueva vida y pedir a mis vecinos, a la gente de mi comunidad, por el perdón." (M. 14 años de edad).


Hace varios años compré el libro: Children At War, escrito por P.W. Singer. Hoy lo retomé para recordar el tema. (La foto de la izquierda es la portada del libro).

Los niños soldados gracias a Dios no son un problema en nuestro país, como sí lo son en muchos países del mundo, incluso de América Latina como Colombia.

Leer sobre el proceso de reclutamiento y las historias de estos niños y niñas son desgarradores.

En esta ocasión lo que motiva a escribir es hacer un paralelismo (si es posible) entre estos niños soldados y los adolescentes en conflicto con la ley penal.

Claro, guardando las grandes distancias que existen entre ellos, porque las circunstancias o los contextos son diferentes.

Sin embargo, creo que tienen algunos puntos en común. Son niños vulnerables, por el lugar donde viven, por la pobreza que los rodea, entre otros aspectos, pero al final son víctimas del sistema (familiar, social y estatal) donde viven.

Dice Singer en su libro:

"Por último, algunos grupos pueden aprovecharse deliberadamente del hecho de que los adolescentes están en una etapa en la vida donde todavía están definiendo su identidad. Los grupos en conflicto ofrecen lo que se percibe como roles glamorosos o honorables (soldado, héroe, líder, protector), así como la pertenencia y la aceptación en un grupo."

Si traspasamos ese párrafo a nuestro país y dentro del contexto de nuestra sociedad, pudiéramos ubicarlo perfectamente: son adolescentes en una etapa de búsqueda de identidad, donde los adultos criminales pueden ser percibidos como triunfadores, héroes, los que han "sacado ("sin mucho trabajo, o sea rápido") a la familia de su pobreza y miseria", y son adolescentes que como todos nosotros en algún momento buscamos nuestra propia identidad y queremos pertenecer a un grupo o ser aceptados en uno.

Me voy entonces al penúltimo capítulo del libro: Turning a soldier back into a child. (Más o menos la traducción sería: Convirtiendo al soldado de nuevo en niño).

¿
Hay
solución para los niños soldados?

El reto es, como dice el autor, cómo revertir los efectos del adoctrinamiento y restaurar el futuro en esos niños.

Propone para el caso de los niños soldados tres etapas: 1. Desarme y desmovilización; 2. Rehabilitación; y 3. Reintegración en la familia y la comunidad.

El desarme y desmovilización, sobre todo en el caso de los niños soldados, es muy importante, desarmarlos y alejarlos de la zona del conflicto.

La rehabilitación. Refiere el autor que este es uno de los procesos más difíciles, la rehabilitación y la reintegración del niño soldado a la sociedad. No sólo requiere de la participación de la comunidad internacional (ayuda internacional) sino también del involucramiento de miembros de la comunidad y de líderes espirituales. Dice que muchos de esos niños sufren de estrés post-traumático (desorden psiquiátrico asociado por primera vez a los soldados que lucharon en la Primera y Segunda Guerra Mundial), que puede ocurrir también en cualquier persona que haya sufrido eventos traumáticos o amenazantes (haber sido asaltado o violado) y que puede resultar con síntomas físicos o mentales: pérdida de peso, depresión, pesadillas o flashbacks, y problemas de memoria y cognitivos. En estos casos se requiere no sólo de atención médica para la salud física, sino también especial atención psicológica para apoyar el proceso de sanación y reestablecer una sensación de normalidad.

La reintegración. Es el último proceso para intentar retornar a la niñez a los soldados. Lo que significa que estos niños vuelvan a sus casas o comunidades, de forma tal que puedan reintegrarse a la sociedad de manera positiva.

Cuando leí todo esto, pensé que el mismo proceso puede ser llevado a cabo con los adolescentes en conflicto con la ley penal. Éstos últimos también son víctimas y no son culpables por lo que les ha sucedido. Necesitamos urgentemente de una verdadera voluntad política por parte del Estado para invertir recursos en los procesos de reintegración a la sociedad de los adolescentes en conflicto con la ley penal antes de que sea más tarde.

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